MADRID, 12 Feb. (EDIZIONES) –
La piel es para toda la vida. Es la principal barrera protectora que tiene el cuerpo frente a las infecciones. Pero no sólo eso. También ésta tiene memoria y lo que hagamos de pequeños repercutirá en la piel de mayores.
Así pues conviene cuidar de la piel desde que nacemos, con protección solar a partir de los 6 meses, para cualquier actividad que se desarrolle al aire libre, según aconseja la Academia Española de Dermatología y Venerología (AEDV).
En el caso concreto del cutis, la edad en la que hay que empezar a usar tratamientos antiedad, o simplemente una hidratante, representa una de las dudas más comunes, especialmente entre las mujeres.
Para ello, la ingeniera química por la Universidad Politécnica de Cataluña y máster en Cosmetología y Dermofarmacia por la Universidad de Barcelona Cristina Carvajal detalla en ‘Inteligencia cosmética. Guía de compra’ (Arcopress) a qué está expuesta la piel y qué cambios se producen en cada rango de edad, para conocer cuáles deben ser nuestras rutinas:
– A partir de los 12-15 años: La piel presenta un aumento en la actividad de las glándulas sebáceas y sudoríparas, lo que lleva a un incremento en la producción de sebo, hecho que a veces puede promover que aparezcan comedones. Los cambios hormonales pueden llevar al archiconocido ‘acné’.
Por eso aconseja limpiar la piel por las noches con agua y jabón. Si la piel presenta acné lo recomendable, en su opinión, será acudir al dermatólogo. Para combatir pequeñas imperfecciones se puede utilizar algún producto específico de forma eventual para tratarlas. Siempre que la piel se exponga al sol debe utilizarse protector solar, que se debe eliminar por la noche con agua y jabón.
– A partir de los 20 años: La piel se expone a las radiaciones solares (protector solar) y a los radicales libres (antioxidantes) por lo que es precisa una limpieza diaria, hidratación si la piel la requiere, y una exfoliación puntual.
«Se puede adaptar la rutina en función de las necesidades: las pieles que se maquillan a menudo requerirán productos de limpieza más potentes, y las pieles con tendencia a la deshidratación precisarán de hidratantes más emolientes», aclara Carvajal.
Es más, sostiene que si la limpieza diaria nos deja la piel cómoda no es necesario utilizar hidratante, aunque es recomendable a medida que avanzamos en la década de los 20, utilizar algún producto que nos aporte antioxidantes y lípidos epidérmicos para no caer en la deshidratación.
– A partir de los 30 años: La piel sigue expuesta a radiaciones UV y a radicales libres. La producción de colágeno y elastina disminuye, lo que causa las primeras arrugas. Se pueden, por tanto, utilizar ingredientes que estimulen la producción de colágeno, según sugiere esta especialista en dermocosmética. A su vez, avisa de que en esta etapa la unión dermoepidérmica comienza a aplanarse, empeora la renovación celular, lo que da un aspecto más mate a la piel (exfoliar para mejorar textura).
– A los 40 años en adelante: La piel cada vez es más fina, el descenso de ceramidas es notable, y esto se traduce en deshidratación y posible sensibilidad. Además, Carvajal sostiene que la unión dermoepidérmica cada vez es peor, disminuye la elasticidad, la piel está más apagada y aparecen manchas por la edad.
– A partir de los 60: El pH de nuestra piel aumenta, favoreciendo la descompensación de nuestra microbiota, y exponiéndola a dermatitis y a otras afecciones.
PRODUCTOS ANTIEDAD E INGREDIENTES QUE FUNCIONAN
En este contexto, Carvajal llama la atención sobre los productos antiedad y su precio, ya que son «carísimos» a su juicio. «Os preguntaréis si su precio está justificado. Os adelanto que en la mayoría de ocasiones no lo está. Son más caros porque las pieles maduras suelen ser más secas y por lo tanto requieren de productos más emolientes, que contienen menos agua, y eso encarece el precio; o bien porque algunas contienen péptidos y otros activos antiedad, que no son precisamente baratos», agrega entre otras razones.
Así con todo, destaca que las pautas a seguir para envejecer mejor son sencillas: limpieza, hidratación y protección solar. «En el paso de hidratación es importante incluir antioxidantes, aceites ricos en linolénico y linoleico y ceramidas», subraya.
Entre los antioxidantes estrella apunta a la vitamina C y a sus derivados, con los que se consigue una piel más elástica, mejor tono, más luminosa, aparte de mejorar el colágeno, lo que se transforma en mayor elasticidad y previene de arrugas. Eso sí, es sólo apto para pieles resistentes. Indica que las pieles más sensibles pueden probar otros derivados. La fórmula más efectiva, en opinión de Carvajal, es el ascórbico liposomado y/o en combinación con ferúlico o vitamina E. En envases monodosis preferiblemente, y por la noche.
A su vez apunta a la Vitamina A o retinol, ya que ayuda a disimular el aspecto de las arrugas en la piel, afina la piel, mejora el tono y la textura, y estimula la producción de colágeno. Es para pieles resistentes. La fórmula es una gran antioxidante así que mejor si está encapsulado o liposomado. Siempre utilizar de noche y con protección solar a la mañana siguiente.
En cuanto a la ‘niacinamida’ se obtienen gracias a ella, según describe la experta en cosmetología y dermofarmacia, una piel más elástica, y con mejor textura. Reduce rojeces y mejora el aspecto general de la piel. En algunos estudios señala que mencionan una reducción de las arrugas. Es apta para todas las pieles y muy recomendable en pieles con tendencia a rojeces. Funciona bien en sérum o hidratante, y nunca en envase de tarro. Se puede usar mañana y/o noche.
Ene
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